Política

Javier Sajuria: “No me parece un cambio de gabinete que vaya a señalizar un cambio profundo de dirección”

El director del Centro de Estudios Espacio Público además advierte que la actuación de la oposición refleja más “una especie de embriaguez electoral”, que es la que guía su forma de actuar políticamente.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Miércoles 16 de agosto de 2023 a las 14:52 hrs.
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Desde el viernes pasado, en que se concretó la salida del exministro Giorgio Jackson se vino como efecto natural el ajuste de gabinete que no dejó conforme ni a la oposición ni a un sector del oficialismo. En este sentido, el director del Centro de Estudios Espacio Público, Javier Sajuria, no cree que los cambios realizados sean especialmente relevantes, salvo minería.

El cientista político también abordó, entre otros temas, la reunión entre el Presidente Gabriel Boric y el exmandatario Sebastián Piñera, señalando que sólo se puede interpretar como “empezar a tender puentes con algunos actores y, en ese sentido, estos son gestos que hacen bien y neutralizan una línea de ataque”.

“No creo que los republicanos o sectores de demócratas o Amarillos se sientan representados por la reunión con Piñera y, por lo tanto, sientan que él es un interlocutor válido con el Gobierno”.

-¿Cómo se podría interpretar el cambio de gabinete y cómo podría impactar en el avance de las reformas?

-Encuentro que el cambio de gabinete no es muy relevante, no hay un desequilibrio de fuerzas o entran personas de cierto tonelaje político. Lo único es el caso de Aurora Williams que, uno podría pensar, que traer a alguien con experiencia quizás es para acelerar la estrategia del litio, porque quizás algunas cosas en esa área no estaban funcionando a la velocidad que le gustaría al Gobierno, aprovechando que es un área en la que se ha avanzado y, por lo tanto, quizás se está apostando a mover ese sector. Pero el resto de los cambios no me parecen llamativos ni muy relevantes. No hay un cambio increíble muy potente, no me parece un cambio de gabinete que vaya a señalizar un cambio profundo de dirección o nada por el estilo.

-¿Qué señal envía el Presidente Boric al reunirse con Piñera y por qué?

-No sé si hay que leer mucho entre líneas la reunión de Piñera con Boric. Efectivamente, creo que hay una intencionalidad, después de la salida de Giorgio Jackson, empezar a tender puentes con algunos actores y, en ese sentido, estos son gestos que hacen bien y neutralizan una línea de ataque.

-¿Eso influiría en las próximas decisiones de la derecha?

-No creo que Piñera tenga la capacidad, hoy día, de representar a la derecha, de negociar o de ser un interlocutor válido ante la derecha. Porque el problema que tiene la oposición hoy día que está súper fragmentada y tiene una pelea interna bien compleja. Entonces, no creo que los republicanos o sectores de demócratas o Amarillos se sientan representados por la reunión con Piñera y, por lo tanto, sientan que él es un interlocutor válido con el Gobierno. No creo que esté el horno para esos bollos, creo que el ejercicio de la oposición es mucho más complejo. Así es que la señal es, quizás, tratar de calmar las aguas ante un periodo de republicanos y la UDI, particularmente, que había sido muy duro hacia el Gobierno, incluso de RN; pero creo que es limitada la acción y la influencia que pueda ejercer Piñera en su sector.

“Embriaguez electoral” de la oposición

¿Cuál debería ser el rol de la oposición?

-Una de las cosas que, quizás, me ha generado mayor preocupación o asombro, es que del estallido debiéramos haber aprendido que Chile tenía una serie de temas de largo plazo de los que la política y los políticos no se habían hecho cargo. Temas que tenían que ver con la desigualdad; pero que también tenía que ver con esta falta de relación entre las élites y la ciudadanía y esta lógica de corto plazo en que en el fondo los ciclos electorales se estaban comiendo a la política. Entonces, obviamente, el tema de la oposición me genera conflicto, porque hoy día está jugando y funcionando en una lógica de corto plazo, está pensando en la ganancia, en la próxima elección, si es que… pero en realidad en la próxima semana, en la próxima encuesta, en un ejercicio un poco agotador. Y en vez de tratar de plantear problemas de largo plazo y hacerse cargo de aquellos temas que explotaron durante el estallido, parece que hubiera una especie de embriaguez electoral y eso es lo que está llevando adelante la oposición hoy día.

-El diputado Raúl Soto dijo que la oposición le está negando la sal y el agua al Gobierno, ¿comparte esa mirada?

-No sé si lo pondría en términos de sal y agua… Claramente, hay un sector dentro de la oposición y de la derecha que está muy dolido y muy golpeado por lo que pasó post estallido, del proceso constituyente anterior, y actúan desde la rabia, la pica que les generó ese proceso. El problema de eso es que responde a emociones de corto plazo y que no se hace cargo de que hay problemas estructurales que siguen existiendo y que, probablemente, se hacen aún más fuerte después de la pandemia y de todo lo que hemos pasado. Creo que, como se ha ido demostrando en otros países de América Latina, lo que la gente está haciendo es protestar contra las élites políticas. Por lo tanto, no creo que la estrategia de negar la sal y el agua o bloquear los intentos del Gobierno va a tener necesariamente un efecto positivo para la oposición.

-¿Podría ser que este Gobierno pasara por La Moneda sin dejar un legado?

-Es un poquito apresurado todavía plantear eso.  Hay muchas cosas por pasar aún y hay proyectos que se están movilizando… Quizás, estamos mirando demasiado una o dos propuestas, porque el Gobierno ha puesto el foco en eso. Pero miremos, por ejemplo, algunos de los ministerios sectoriales como el trabajo que ha hecho el Ministerio de Energía y el Ministerio de Economía, en términos de energías renovables y de nuevas formas energéticas. Y, en ese sentido, creo que hay harto avance. Miremos lo que ha hecho el Ministerio del Trabajo con la jornada laboral y otra serie de proyectos que se han hecho, como sueldo mínimo. Creo que hay suficiente para armar un legado todavía, pero no sé si el Gobierno está pensando en eso hoy día.

Gobierno “súper golpeado”

-¿Qué tan dañado está el Gobierno a raíz del caso convenios?

-Claramente está súper golpeado con el caso convenios. Ahora, yo creo que el problema de estos casos es que hay una práctica institucional de algunos mecanismos para conseguir financiamiento, pero pareciera ser que no hay un antecedente que permita decir que en todos estos casos la gente se estaba robando la plata o se la estaba echando al bolsillo. Aquí hay casos de fundaciones que, efectivamente, no tenían los antecedentes para hacerse cargo de los distintos proyectos, pero que hasta ahora lo que sabemos es que se están ejecutando los proyectos; y, hay otros casos, que tiene que ver con las gobernaciones regionales, como el caso del Biobío, que al parecer sí hay gente que se está llevando la plata para la casa. Y creo que esa distinción más fina no se está haciendo y en la medida que no se haga y el Gobierno no sea capaz de hacerla le va a afectar aún más.

-¿Le parece viable avanzar en las reformas emblemáticas en el actual escenario?

-Si la política sigue siendo de corto plazo y la oposición sigue pensando en las ganancias o en las pérdidas o en la encuesta de la próxima semana, obviamente, que no hay ninguna posibilidad de avanzar en ninguno de estos proyectos. Pero el problema está en que los problemas estructurales, de los que trata de hacerse cargo la reforma tributaria y la reforma a las pensiones, particularmente, siguen existiendo y van a seguir existiendo por más que la oposición tenga mayorías en el Congreso. Esas cosas no funcionan así. Entonces, sí, creo que es poco viable, pero va a depender de si la oposición tiene la capacidad de pensar un poquito más allá de la próxima semana.

-Incluso en el Socialismo Democrático comentan en privado que al Gobierno sólo le queda administrar, ¿cree que sea así?

-Es interesante esa observación, porque hoy en día dónde está la administración del Estado. Qué coalición es la que está llevando adelante las reformas políticas, es el Socialismo Democrático. Fuera de Camila Vallejo, que está en la Segegob y está flanqueada por Luis Cordero en el caso convenios; la verdad es que la conducción política del Gobierno la tiene el Socialismo Democrático. En ese sentido, cuando ellos dicen ‘administrar’ me pregunto si se refieren a ellos como administradores o a una forma de volver a la lógica de la Nueva Mayoría o la Concertación.

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